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domingo, 31 de octubre de 2010

Acerca de los tres órdenes de simulacro

Por Sara Buitrago

“Los órdenes de los simulacros representan la historia de la lucha entre las referencias y los referentes” Jean Baudrillard.




Una gráfica comentada en clase que ilustra el sentido de esta afirmación


La importancia que el objeto que es representado -referente- tiene en relación al objeto que lo representa -referencia- cambia de manera significativa en cada uno de los órdenes de simulacro.

En el primer orden denominado falsificación, el objeto creado trata de simular un objeto ya existente de manera que sea lo más parecido a él. Por lo general, los objetos a los que buscan parecerse tienen una gran importancia en sí misma, y de ahí, el interés en imitarlos. Hay una cantidad de falsificaciones en cada cultura. Por mencionar algunos de los ejemplos más comunes en la nuestra, están los metales que son trabajados para que luzcan como oro o plata;  las piedras que se intenta hacer parecer a piedras preciosas o que son pulidas para que parezcan mármol; las edificaciones que imitan arquitectura de otro lugar o de otro tiempo; los objetos que son creados imitando modelos de marcas específicas, etc. Sea cual sea la falsificación que se tome, tiene una importancia mucho mayor el objeto al que se representa que el objeto que lo representa.


En el segundo orden denominado producción, hay una generación de objetos en serie en el que el objeto referente es tan importante como el objeto producido, pues su producción se hace de manera idéntica al “original”. Aquí el concepto original se vuelve problemático, porque en últimas no es claro cuál de todos los objetos producidos es el original, y si realmente existe un objeto original. En todo caso, cada objeto producido tiene tanto valor como tiene el objeto con base en el cual se inició su producción. Así, en una producción sistemática de morrales Speedo, por ejemplo, cada morral tiene el mismo valor que los demás morrales de la colección, y todos a su vez, tienen el mismo valor que el morral con base en el cual se inició dicha producción.

 
En el tercer orden denominado simulación, el referente pierde aun más protagonismo, y en su lugar, adquiere más importancia el objeto o creación que lo representa. Es decir, aunque el referente sigue siendo importante porque es precisamente el que permite la sensación de hiperrealidad, ya no es tan importante qué es lo que se representa sino la manera como se hace. Cualquier objeto puede ser sujeto de representación, lo espectacular es la fidelidad y precisión con la que es representado. En un espacio creado de manera virtual, por ejemplo, tiene menos importancia cuáles son los objetos que se están simulando, y mucha más, la sensación de realidad que se genere; en los casos en los que se captura una escena para develar paso a paso el proceso sufrido por un cuerpo en especial, impacta la posibilidad de conocer cuadro por cuadro el movimiento que el cuerpo experimenta, no tanto cuál es el objeto que lo experimenta. Es decir, hay una cantidad infinita de objetos cuya decodificación puede ser bastante espectacular y que, sin la mediación de una simulación, carecerían de importancia para el espectador.

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